miércoles, 2 de noviembre de 2011

Recuerdos de la infancia

Era la primera semana de clase. Todavía no nos habíamos acostumbrado al ritmo del colegio, a despertarse antes para poder llegar puntuales. Aunque, estando en quinto de primaria, llevábamos los años suficientes en el colegio como para estar familiarizados con el horario. Quinto era el curso menos numeroso de un colegio en el que nunca había gente suficiente como para hacer dos clases, mi curso siempre había sido el menos numeroso, como si los niños de mi edad huyesen de aquel colegio. Un colegio que no era malo, simplemente era poco conocido.

Ese año teníamos una compañera nueva pero aún así éramos tan pocos que casi no se nos podía considerar una clase. Cinco personas en un aula que se creó para albergar a veinte, la sala daba una impresión extraña, como si fuese demasiado grande. Yo pensaba en cuanto tiempo faltaba para que tocase el timbre y pudiésemos salir al recreo. Mientras, los demás terminaban el ejercicio que yo ya había acabado. Me extrañó que todavía lo siguiesen haciendo y le di un golpe a la chica que se sentaba delante de mi con el lápiz para preguntarle qué ejercicios eran. Como sospechaba me había olvidado de hacer uno de ellos, por eso había acabado tan rápido.

Copié rapidamente el enunciado, un problema de matemáticas sobre una clase de veinte alumnos. ¡Veinte alumnos! Comparado con aquellos lo nuestro era ridículo. Cuando acabamos todos los ejercicios empezamos a hablar. Al profesor no le importó, quedaban cinco minutos para el recreo y tampoco hubiese dado tiempo a nada.

El profesor era un señor, de unos cincuenta años, de rostro amigable y tendencia a empezar a hablar y no parar. Aparte de matemáticas, nos daba lengua, gallego, conocimiento del medio... Todas las asignaturas menos música, educación física, religión e inglés.

Sonó el timbre y bajamos las escaleras todo lo rápido que podíamos son tropezar. Media hora en el patio y luego dos clases más, era lo que faltaba para volver a casa.

9 comentarios:

  1. Hola Patines!
    Me ha parecido preciosa tu redacción sobre el primer día de colegio, a pesar de haberla escuchado en clase.
    Un saludo
    Tom

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  2. Gracias, me alegro de que te haya gustado

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  3. A mí también me ha gustado, Patines. Me parece que está llena de cariño y melancolía por ese frágil colegio que no llegaba a reunir alumnos suficientes para formar un grupo. Muy bien.

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  4. Gracias mago Merlín, es cierto que le tengo mucho cariño a ese colegio, echo mucho de menos ir allí. El instituto también está bien, pero es muy distinto.

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  5. Hola Patines!
    Estoy de acuerdo contigo, cuando somos niños nos sentimos más libres y todo está donde tiene que estar, para nosotros no existía más que jugar, comer e ir al colegio. Pero luego, cuando te haces mayor, te das cuenta de muchas cosas que te rodean y que te embriagan como el olor pesado de una fragancia pastosa, y acabas perturbado y muy aturdido, es todo demasiado confuso. Es una etapa difícil de superar, aunque es peor en mi mundo, debido a que crecemos con esos sentimientos que nos azotan desde que somos pequeños por el increíble proceso de hundimiento de la poesía en nuestros sentimientos. Pero nunca te rindas y disfruta de la vida. Aprovecha el momento.
    Un saludo.
    Tom

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  6. Hola Tom.
    Si te digo la verdad, no me siento menos libre que cuando era pequeña, sigo siendo igual de libre, solo que de distinta manera. Y a la rutina de jugar, comer e ir a dormir se han ido añadiendo cosas, cosas buenas y cosas malas que tengo que hacer por obligación (los deberes, por ejemplo). No considero que eso sea malo, ahora puedo hacer más cosas y eso esta bien, aunque algunas no me gusten. Y si algún día no me siento libre, solo tengo que patinar para volver a sentirme como si fuese pequeña, ya que me trae recuerdos de hace muchos años, cuando empecé a patinar.
    En realidad lo que más hecho de menos de ese colegio, es la poca cantidad de gente que había. No me malinterpretes, me gusta haber conocido a tanta gente nueva, pero es muy distinto. A veces me agobia estar rodeada de tanta gente.
    Un saludo,
    Patines

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  7. Rondando por el cuaderno del mago merlín me he encontrado este blog y se me ha ocurrido ponerme los patines y venir a aquí.
    Perdona que no me presente. Soy Luz de Luna y cuando quieras y puedas cambiar tus super patines por el traje espacial y vente a dar una vuelta por mi blog.
    Con amor estelar ;)

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  8. Gracias por patinar en este blog, Luz de Luna. Enseguida me pasaré por el tuyo. Y ya sabes, siempre que quieras patinar, este es el sitio indicado.
    Un saludo,
    Patines

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  9. TU no sabes quié soy soy la hermana de Lucia, Clara

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